jueves, 10 de febrero de 2011

obra constuida


El arquitecto puede soñar tantos edificios y paisajes en su mente, tener las herramientas baratas o caras a su alcance para transmitir solamente una parte de su idea, de sus sueños, de sus anhelos y de sus frustraciones, nunca su totalidad.

Tendrá uno, varios o muchos colaboradores a quien les trate de emitir su idea, su concepto, su proyecto, y nunca será suficiente para plasmar todo lo que sucede en su mente para que sea impreso en el papel o mostrado en una pantalla. Y tendrá a veces la paciencia para explicarlo una, dos o mil veces, y tendrá también los gritos suficientes para hacer sentir a quien lo escucha toda su furia, su coraje y disfrazada frustración de que no puede mostrar lo que su ingenio desea.

Que egoista suena este personaje a quien llamamos arquitecto, que limitado y que inconsciente es al creer que está por encima de mucha gente preparada o no. Pero la vida es solamente un ciclo que de manera silenciosa acomoda a los seres humanos y sus actividades, y los maneja como grupos y evolucionó al punto de llamarlo 'sociedad'

Que egoista es el arquitecto al tener tantas ideas en su mente que puedes cambiar la historia o la manera de hacer las cosas en su momento y para el futuro, que egoista. Pero, el orden tiene su protagonismo cuando le permite concretar su idea y volverla una 'obra construida' y de esta forma la escenografía del 'egoista' se derrumba y la sociedad toma posesión del edificio o del espacio.

Quien no quisiera olvidar su 'egoisto' y sentirse tranquilo de que la sociedad es la nueva madre de sus sueños y oficio de arquitecto.


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